23 enero 2008

El nombre de la cosa



Cuando uno nace en Canarias los Carnavales resultan algo tan natural como el cemento de las calles. Era algo que llegaba todos los años y uno participaba siempre, sin excepciones de ninguna clase y en diversos grados según su edad y no hacerlo equivalía a pasarse la Nochebuena cortándose las uñas de los pies o algo así.

Como todo evento que se repite de forma invariable todos los años los Carnavales generaban (al menos a nivel personal) una serie de rituales que con el tiempo se van abandonando. Uno empieza saliendo todos los días: Viernes de Cabalgata, Sábado (primer día fuerte), Domingo (sólo para estudiantes), Lunes (segundo día fuerte), Martes de Carnaval (uno esperando que se acabara el coñazo de El coso para volver a salir) Miércoles de entierro de sardina (sólo para los raritos), Viernes de piñata (sólo para gilipollas) y Sábado de Piñata (la última orgía) y Domingo de Piñata (sólo para gilipollas y además que sean viejos).

Con los años empiezan las obligaciones no escolares y uno acota los días de borrachera al nuevo mundo laboral y las salidas se reducen a sábado, lunes y sábado. Luego llega la segunda fase que es la de simplemente dejar de salir por la simple razón de que te estas haciendo viejo y de que ya necesitas dos días al menos para recuperarte de una farra. Y en ese momento sólo pensar en la larga y empinada subida final por la Calle del Castillo (personalmente bautizada como la marcha de los elefantes) a las seis de la mañana te entra tal pereza que mandas la tradición al carajo.

Así pues las costumbres se van perdiendo paulatinamente con escasas excepciones entre las que se incluye una absolutamente ineludible: leer los nombres de las candidatas a Reina Infantil del Carnaval, leer también los nombres de sus fantasías y descojonarse cada año. Hay cosas en la vida que te decepcionan, pero esta nunca falla, es tan segura como la muerte y los impuestos.

Con los nombres ya estamos (al menos los canarios) algo acostumbrados porque desde que llegó ese mil veces maldito día en el que el Registro Civil dejó de prohibir el uso de nombres que no estuvieran en el santoral hemos padecido la misma ola de horterismo que invadió el país (el huracán Vanessa lo llamaba Alfonso Ussia) agravado en nuestra tierra por el uso de nombres guanches y por la nefasta influencia venezolana y cubana.

Los nombres de las fantasías responden en cambio a razones más oscuras ¿derroche de imaginación lisergico-lewiscarrolliana? ¿la misma mente calenturienta que idea los nombres de las guarderías? ¿misteriosos signos de una sociedad secreta que planea apoderarse de las islas?. Misterio.

En esta edición del certamen los nombres de las candidatas mantienen un grado medio-bajo en el nivel de asquerosidad: tenemos a una Xiomara, a una Tatiara, una Nayarí, una Liseth, una Ainara, una Zaura y una Lizzet,. Como ven nada demasiado espectacular para un carnavalero encallecido.

En los nombres de las fantasías es donde empieza el tomate, aquí tienen ocho ejemplos cuidadosamente seleccionados.

1. Empezamos con la señorita Lara Rodríguez Lorenzo en representación de la Asociación de Vecinos La Barca del Barrio del Toscal que presenta el traje denominado “Sí, me pillaron…”. Terrible, terrible las implicaciones de esta frase, prefiero no decir nada

2. Paula Requejo Hernández en representación de los Danzarines Canarias presenta la fantasía “Fulelé, reina de las libélulas. Tras un vistazo rápido al google queda descartado que esa reina con nombre de jugador nigeriano cedido al Binefar responda a algo tan bucólico como una reina de las libélulas. Efectivamente el único elemento reconocible en el oráculo es “Desguaces Fulelé” empresa ubicada (¡que casualidad!) en Tenerife. Así que detrás de tanto lirismo no hay más que una burda publicidad encubierta. Que triste.

3. Nayari Álvarez Rodríguez que representa a Ródano y Mercería Lucy (desconozco a qué se dedica el tal Ródano) que aparece con la fantasía “Nadé y en el fondo las encontré”. Como dudamos que lo que haya encontrado la nena sean las llaves de la cámara acorazada donde se guarda el talento del diseñador no queda más remedio que protestar enérgicamente del hecho de que en este trozo de España totalmente rodeado por el mar se incite a las niñas a echarse al agua a buscar no sé que cosa.

4. Rebeca Jorge Exposito que porta el estandarte de Cobra Instalaciones (hombre yo le hubiera puesto al chiringuito Instalaciones Cobra que no quedaría tan agarrado) porta también un traje llamado “El libro de pócimas la creó” que dado lo repolludita que es la niña más bien parece que la hubiera creado “El libro gordo de Petete”.

5. Vamos con Saray Pongo Tacoronte (pobre niña hay gente que no debería casarse nunca o al menos debería cambiarse los apellidos al hacerlo) que representa a El Cabito (que es o era una murga infantil) con la fantasía “Majestad que frío hace”. ¿Cómo llega alguien a inventarse un nombre así? Fíjense en los elementos “Majestad” y “frío”. ¿es un alegato contra la Monarquía opulenta que deja morir al pueblo? ¿es Saray Pongo Tacoronte la nueva libertad que guiará al pueblo?.

6. Maria Alejandra Da Costa Pérez se presenta por Mercería Dahupa (controlen el inteligente juego de palabras, pero puestos a ello debería haber seguido desarrollando su talento y haberle puesto a la cosa Mercería Dahupa Dance) y parte la pana llevando una fantasía llamada “Mi novio, mi amiga la mariquita metida” increíble nombre lleno de connotaciones más tenebrosas aún que las de nuestra primera candidata y que hubiera sido un adecuado título para una película soft core de la transición. No sé a donde quería llegar el creador de este morboso trío infantil pero desde luego pega perfectamente con la sonrisa estereotipada y la mirada fría de Maria Alejandra.

7. Es el turno de Sheila Chinea Cruz que representa a JMG (no sé que pensar de una gente que se gasta una pastizarra en un traje como forma de promoción de unas siglas que nadie sabe que carajo significan) y que lleva un título susceptible de recibir una multa a tanto alzado por el Ministerio de Educación. Se trata de “¿Al cole? Pues va a ser que no”.

8. Y Por último, por muchas razones, tenemos a Lizzet Ramos Pérez que como complemento a un anémico look digno de un eslabón perdido de las gemelas de “El resplandor” se despide de nosotros (y quien sabe si del mundo) con una fantasía que lleva el lúgubre título de “Llegó mi hora y tengo que ser puntual”) ¿Qué más podríamos añadir a estas palabras que deberían figurar en la tumba de Don Miguel de Unamuno? Pues nada.

4 comentarios:

Queer Enquirer dijo...

La verdad es que parece que a las candidatas las escogen por el nombre. No recuerdo a una sola María, pero Ateneris, Chaxiraxis y Guacimaras se han presentado a puñados. ¿Será cosa de la Comisión de Fiestas? ¿Del Organismo Autónomo del Carnaval? Nunca me aclaré cuál era la diferencia, aunque creo que la OCA ya no existe.
La fantasía de la mariquita podía haberse llamado "Mi novio, mi amiga y el sarantontón en la barriga" que hubiera quedado mucho más canario aunque no incita a llamar "mariliendre" a una cría de tan corta edad.

Anónimo dijo...

el que escribe esto no tiene ni puta idea del dialecto canario. Campeon decirte que la palabra fulele es autoctona y es como se denominan en canarias a las libelulas nada que ver con publicidades subliminares como apuntas en tus relexiones anteriores. Leer un poco mas y empaparte de palabras canarias te haria ser mejor canario y carnavalero como tu dices, que lo dudo porque no tienes ni zorra. besitos

Sisterboy dijo...

Querido anónimo/a algún día sabrás (suponiendo que seas una persona jove) que por muchos años que vivas aquí nunca terminaras de conocer todas las palabras que forman eso que apropiadamente llamas "dialecto canario". Yo mismo podría decirte algunas propias de la isla de la Gomera e incluso únicamente de San Sebastián que seguramente no has oído en tú vida.

Como digo una rápida búsqueda en el google no me dio ninguna indicación de que tal palabra existiera y yo desde luego no la he oído nunca en los 33 años que llevo en Santa Cruz de Tenerife pero de todos modos gracias a los Carnavales y a ti ya sé algo que no sabía lo que siempre es bueno. El error desde luego fue mío por acudir al google en lugar de acudir a mi querida Tía (sesenta y cinco años en Canarias) que debería recibir una subvención del Gobierno por ser un museo viviente de antiguos vocablos canarios. Gracias también porque en este blog a tres manos que acaba de nacer nada hay más estimulante que una buena pendencia así que espero que sigas interviniendo en esta o en otras entradas.

Por último decir que de las muchas cosas con las que me gusta empaparme no se encuentran precisamente las palabras canarias ya que por otro lado no necesito hacerlo puesto que como he dicho he vivido toda mi vida aquí y pienso seguir haciéndolo. Besitos a ti también querido anónimo/a aunque espero que seas anónima ya que aunque ya estoy algo fatuto sigo estando sagalloso.

Queer Enquirer dijo...

Vaya, un anónimo sin sentido del humor. Eso de que "empaparte de palabras canarias te hace ser mejor canario" es bastante discutible desde luego.
Cierto es que cuando he leído el comentario he recordado que "fulele" se emplea para las líbelulas, pero yo creo que en Tenerife hace por lo menos 15 años que no veo ninguna. Y menos mal, porque me dan bastante yuyu. Qué bicho tan repugnante.
¿Lo de "publicidad subliminaR" es algo autóctono también?